La novela llegó a mis manos como regalo de cumpleaños de A.A.. Se trata de una historia entorno a Alain, que tras varios años desocupado ve como su personalidad va mutando. Es un drama realmente fuerte y profundo. Más allá de algunas exageraciones, lleva a pensar sobre el rol del trabajo en nuestra sociedad hoy. Cuando tenemos trabajo por momentos lo tomamos como una obligación, pero si dejamos de tenerlo es cuando realmente lo valoramos. Y dentro de los ambientes laborarles, las jerarquías son más importantes que las personas. Los cargos de mayor jerarquía son vistos con envidia y rencor, pero mucho cambia cuando se logra un ascenso, repitiendo aguas abajo las actitudes que antes molestaban. El poder corroe al ser humano en forma irreversible, y la sociedad nos acostumbra a ello desde pequeños.
Dejando de lado lo filosófico del asunto, la novela está muy bien escrita. Tiene tres partes claramente diferenciadas. En la primera nos presentan a Alain, escribiendo la historia desde su punto de vista. Alain se encuentra desocupoado hace ya varios años, y esto ha ido generando en el cambios de carácter y de valores. Desesperado por conseguir un trabajo, es capaz de tomar decisiones que nunca antes hubiera pensado o aprobado. Sobre el final de esta parte, Alain va a tomar parte de una particular entrevista de trabajo, donde se simulará una toma de rehenes. En la segunda parte de la novela, cambia la perspectiva. Si bien el foco sigue en Alain, ahora esta escrito desde el punto de vista de otro participante del simulacro, uno de los organizadores. Esto es un toque del autor muy especial, porque deja en evidencia que diferente es como uno piensa que son las cosas y como lo piensan y lo ven otros. La tercera parte es el desenlace, luego del simulacro, donde vuelve a escribirse desde la perspectiva de Alain.
No conocía al autor, pero realmente me impresionó muy bien. Tiene muchos recursos. Volveré a incursionar en su obra seguramente.
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