La novela tiene un inicio de lo más interesante, donde quedamos enganchados con la historia desde la primer página. Nos presenta el escándalo que ha causado la sorpresiva huida de Nura (bella esposa de Hamid Farsi, un prestigioso calígrafo) y nos plantea la interrogante de cuáles fueron los motivos. Comienzo arrollador, tras lo cuál da pasos atrás y nos va contando la historia de los diversos personajes desde años antes de este echo. La novela pierde intensidad pero no interés. Conocemos la historia de Nura, de Hamid y demás involucrados en el relato, pero por sobre todo, conocemos al Damasco de la primera mitad del siglo XX. El autor describe a la ciudad y a su gente, como solo un amante de la misma puede hacerlo. En mi caso, lo más interesante radica en el acercamiento a la cultura árabe, las costumbres familiares y la interacción entre las religiones. A esto se suma claro está, la caligrafía. La profesión de calígrafo no tiene lugar en el mundo actual, al menos en el occidental. El autor logra transmitir la pasión y la importancia histórica de la caligrafía. Sobre el final, la historia toma un curso reflexivo.
Aprovecho para recomendar un par de reseñas que leí sobre la novela, aquí y acá.
Mi resumen es que la novela es altamente recomendable.
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